Bernard Plossu

 

¿Cómo empezaste en este oficio?
Te respondo mejor cuando que como. Empecé de niño con 9 o 10 años, con una pequeña cámara; fotos de globos en la Place de L’Etoile, desde la cubierta de la torre Eiffel, en color. Después a los 13 años en el Sahara con una Brownie flash en blanco y negro. En Ouragla o Guardaia, donde mí papá me llevara…. una iniciación al desierto, al viaje y a la fotografía. Y entonces,el viaje mexicano. Viajar en la carretera sin rumbo en el 65/66 …esto siguió a los años que pasé en la Cinemateca de París de 1960 a 65, para ver a los grandes clásicos: Dreyer, Bergman, Buñuel, Mizoguchi, etc . Películas como «Silencio»de Louis Delluc o «Los olvidados» me marcaron de por vida. “Vera Cruz” de Robert Aldrich también, la he visto muchas veces y en muchos idiomas. También en el barrio latino viendo películas de la Nouvelle Vague, ¡todas!. Mi favorita: «La vida al revés» de (Alain) Jessua. Y «La balada de Cable Hogue» de Sam Peckinpah. De vuelta de México con 21 años en el 67 en París me convertí en fotógrafo: ilustrador, fotos para archivos, revistas mensuales… ser «artista» no existía. ¡Mis exposiciones y publicaciones en revistas como Camera no llegaron hasta  los años 70!

¿Te acuerdas de cuál fue tu primera cámara?
¿Primera cámara? Más bien primeras cámaras : una cámara de juguete, una especie de Instamatic para niños, después a los13 años una Brownie Flash, más tarde desde los 16 años a los 20  una Kodak Retinette para retratar a  mi bella amiga Michèle de la cual estaba enamorado. Después una Pentax  y finalmente unas Nikkormats que todavía uso hoy en día.
También hubo un montón de cámaras de juguete en mi vida desde 1970, Agfamatics, Prestinox, Kodak Strech … y otras pequeñas cámaras de plástico que compraba en el estanco de Nijar en España.

¿La primera foto o fotógrafo que te impresionó?
El pintor Mondrian, a los 14 años. ¡Y los cineastas! La cámara al hombro del director de fotografía de Godard y Truffaut: Raoul Coutard. También el Cinemascope de los western americanos de los años 50. No me acuerdo de un fotógrafo en concreto cuando empecé. Leía Photography Annual, la revista estadounidense, y también Look y Twen, una revista alemana que publicaba a Will Mc Bride.Compré un libro de Bill Brandt.
Después me metí en la historia de la fotografía, ¡allí hay tantas cosas que he admirado!
Mi mayor pasión era Frederick Monsen, un danés que fotografíó a los indios Hopi en Arizona con una pequeña y simple Kodak a finales del siglo XIX. Pero por supuesto me encanta Strand por sus fotografías y su elección de vida. Sudek también, pero todo eso fue una vez que ya conocía bien la historia de la fotografía y eso no es lo que preguntabas.

¿La última foto o el último fotógrafo que te ha hecho sentir lo mismo?
Recientemente, he recomprado de saldo el libro de Paul Strand » The Outer Hebrides of Scotland» Es EL LIBRO, y una obra esencial de la fotografía. Está todo; la discreción, la composición, la atmósfera. ¡Strand es simplemente el mejor!
Además, es un hombre formidable que huyó de los EE.UU a causa del MacCarthismo y vino a instalarse para acabar sus días en una pequeña casa en Francia, donde cultivaba y fotografiaba su jardín. Huyó de los honores y la gloria de Nueva York, para ir a vivir una vida simple. Un gran hombre, además de un gran fotógrafo. Siempre podemos aprender todo lo que es la fotografía viendo las imágenes de Paul Strand.¡ Aviso para jóvenes fotógrafos!

¿Con qué cámara sueles disparar? ¿Te da igual una queotra?
Sólo utilizo mis viejas Nikkormat. Tuve un Brownie Flash a los 13 años, una Kodak Retinette, despues una Pentax en la selva de Chiapas y en Big Sur una pequeña Nikon… pero casi después de medio siglo de tomar fotos, es la sencilla Nikkormat a la que le he sido fiel. ¡Además, no es cara! Nunca he tenido una Leica. Cuando cobraba algo, me lo gastaba en comprar unos billetes de avión para viajar, ¡y no en una Leica! (De todos modos, no me gustan los mitos, y no tengo necesidad de hacer lo que me dicen sin parar. ¡No porque grandes fotógrafos hayan usado una Leica tengo que dejarme convencer para hacer lo mismo! ). La Nikkormat es sólida, barata y lo suficientemente buena para mí.
Pero también he usado «cámaras de juguete» porque adoro esos pequeños aparatos donde no hay que hacer nada.
He tenido Agfamatics, cámaras panorámicas desechables ,cámaras de plástico que compraba en el estanco de Nijar. Con todo esto hacía fotos, ya que no es la cámara la que hace al (buen) fotógrafo, si no el ojo y la mente. Además, que placer , estos pequeños dispositivos donde no hay nada que ajustar más que «Nublado» o «Soleado»
(Véase el libro «Nuages / Soleil» y «Los Años Almerienses con cámaras de juguete «)

¿Tienes una óptica favorita?
Sí, sólo el 50 mm, que es discreto y tiene la óptica más cercana a la visión del ojo. Es como la cámara al hombro del camarógrafo de Truffaut y Godard, Raoul Coutard y además no hay ningún efecto con el 50; visión directa, tal cual. Gauguin dijo: «los efectos están bien para hacer efectos». Tuve un gran angular, pero deformaba demasiado la realidad, no es lo mío. Dejé de utilizar el 35mm. cuando estuve en Agadez (Niger). He quemado muchos negativos usando el gran angular porque no es mi idioma. Por ejemplo en mi libro «Surbanalisme», la mayoría de las fotos son malas porque, por desgracia, utilicé un gran angular en esa época. Y los teleobjetivos aplanan, ¡también engañan! por lo tanto me quedo con el 50 mm. que es la única visión del ojo. (cuando utilizo cámaras de juguete, me conformo con lo que hay).

MÉXICO

¿Qué prefieres disparar a tiempo y hacer lo que esperabas o no llegar a tiempo y sorprenderte?
¿Esperado? ¿Sorprendido? ¡El fotógrafo tiene el azar que se merece! Pasan tantas cosas a su lado, detrás de él, a los lados. Una buena foto no habla sólo de lo que tiene delante, sino de todo lo que tiene alrededor. Disparo más cosas,momentos inesperados, que momentos planeados. ¡El azar es la llave de la fotografía inteligente! ¡Cazamos el azar!

¿Reencuadras las fotos?
¡En absoluto! Tal vez lo haya hecho 2 o 3 veces, porque haya tenido un problema con una cortina lenta en una cámara y eso mostrara una mancha negra en un lateral de la imagen pero si no, no es una opción. Fotografiamos lo que vemos. El reencuadre es demasiado fácil. Si uno reencuadra, puede disparar al tuntún y luego reencuadrar y ya está. Así, ¿dónde está el talento de VER?

¿Cómo te has adaptado al mundo digital?
Nada de fotografía digital para mí, mi respuesta es sencilla. ¡Paso demasiado tiempo delante de una pantalla respondiendo a mis jodidos emails! No quiero ver también lo que hago visualmente en la pantalla de un ordenador. NO. También necesito esa disciplina de las 36 imágenes por rollo. Odio la idea de tener una jodida memoria con 600 fotos, es muy malo para la inteligencia de la fotografía.

¿Digital o químico? ¿Por qué?
Plata, argénteo. Nada de digital. ¡Basta!

¿Qué películas utilizas?
¿Película? La cámara siempre está preparada con película de 400 asa . Conozco la película y por lo tanto siempre estoy listo para disparar sin importarme la luz. Tri-X o la Ilford HP-5.

En color; antiguamente me encantaba la diapositiva Kodachrome por desgracia ha desaparecido así que utilizo lo que encuentro en 200 asa; Kodak, Fuji, lo que sea. Las imprimo por el método Fresson.


¿Retocas las imágenes? ¿Con que software?


¿Cómo ves el panorama a día de hoy?
¿El panorama a día de hoy? Cuidado con el arte. Ya no es «el mercado del arte, si no el arte del mercado «. No le digas a los jóvenes que ser artista es un trabajo: es mentira, y si
no tienen éxito, ¡se dan unos batacazos! El trabajo de un fotógrafo es ganarse la vida. Si una fotografía pide una ampliación grande, que así sea, si solo es para «seducir», mal vamos. El tamaño de la impresión tiene que ver sólo con el significado de una imagen, no con las ventas en el mercado del arte ¡Por favor¡. Hay imágenes sorprendentes de fotógrafos actuales que tienen sentido en un gran formato. Pero cuidado, nunca digas de ti mismo:»Soy un artista» Otros lo pueden decir, ¡no tú!

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Uno de las hechos más sorprendentes de tu carrera es tu temprano inicio en la fotografía. Nos has contado en nuestro cuestionario que ya a los 9 años hacías fotos. ¿Siendo tan niño, qué fue lo que te llamó la atención de la fotografía? ¿Qué recuerdos, qué sensaciones, tienes de aquellas primeras fotos?
Bueno, me acuerdo muy bien de cuando mis padres me regalaron una cámara de juguete a los 9 años. Tomé muchas fotos en color del París de mi infancia. Los globos de la Place de l’ Etoile , el puente cerca de la Torre Eiffel. ! Me encantó de inmediato! Hace algunos años las encontré y las hice imprimir por el método Fresson.

Entonces mi padre me llevó a los 13 años al Sáhara con una Kodak Brownie Flash. Fue una iniciación a la fotografía, al desierto, al viaje, !wow! En las paredes de casa estaban colgadas las fotos de mi padre de cuando cruzó el Sahara en 1937.Luego apareció  Michelle, la bella dama que me inspiró tanto desde los 18 años a los 20 a quien fotografiaba todo el tiempo con una pequeña Kodak Retinette y filmaba con una cámara barata de cine en 8 mm. !influenciado por la Nouvelle Vague!
Y después … Le voyage mexicain 65/66!

Al revisar tu trabajo, uno tiene la sensación de haberte acompañado en tus viajes mirando por la ventanilla de la parte de atrás del coche. ¿Hasta qué punto viajar es necesario para tu realización en la fotografía?
Viajar no sólo nos enseña fotografía,! nos enseña a vivir! Cuando uno es joven, viajar es necesario para aprender de que va el mundo. Otros idiomas, pero también, otros estilos de vida, otros olores,
otros alimentos. Alejarse de la comodidad. Hay que olvidar la vida ordenada y partir a cualquier lugar. Dejarse seducir por las sorpresas. Siempre intentar llegaral final del camino, donde terminan  los mapas, !donde no hay ya nada! Más tarde, con la edad, podemos viajar por nuestro propio país para redescubrir nuestras raíces.

Algunos viajan por amor, otros para ver a amigos, otros en busca de aventuras. ¿Cuál es la razón de tus viajes?
Vaya, ¿es necesario tener una «razón»? Ser «razonable» es una tontería, ¡ja,ja! Vamos por ir, no por una razón. Pero sí, en algunos casos sí que hay alguna. En el caso de mis viajes africanos sí que tenía un motivo: conocer todos los pueblos nómadas del Sahel, desde el Nilo hasta Senegal, y escuchar sus músicas (¡y tocar con ellos cuando fuera posible!) De todas maneras uno va a los sitios para conocerlos, como cuando uno quiere ir a Big Sur o a Oaxaca porque son sitios míticos o porque tiene amigos allí, claro. Pero una vez allí, uno debe de seguir su propio camino. Por ejemplo, todo el mundo va al suroeste de EEUU a Monument Valley porque es famoso, pero nadie va a un sitio que no está lejos llamado «Valle de la Dioses «. Es un sitio espléndido, !el verdadero salvaje oeste¡ !Tan cercano y tan desconocido!(No vayáis todos por favor, jajá, y si vais, !guardad el secreto del lugar con un silencio sagrado!)

En el caso del trabajo que realizaste en Huesca, ¿conocías de antemano esta región española? ¿qué fue lo que te motivó, te llamó la atención de esta zona para volver en repetidas ocasiones a realizar este trabajo?
Mi pasión es andar por la naturaleza salvaje. En Huesca, me encontré de alguna manera como si volviera a Nuevo México en los años 70, !aunque con menos serpientes y osos! Me enamoré totalmente de la provincia de Huesca. Fui invitado por Teresa Luesma la directora del CDAN (un gran museo por aquel entonces ) para fotografiar la zona. Creo que fui allí cinco veces, a menudo acompañado de mi amigo murciano Pedro López otro amante de las caminatas. Íbamos a todos lados, y como siempre lo que me atraía eran las pequeñas carreteras. También impartí un taller donde hice a un montón de gente caminar por la naturaleza. Fue fantástico.

Creo que he pasado algunos de los momentos más felices de mi vida en la provincia de Huesca; es una preciosidad. Llegado el momento de hacer una exposición y un libro, el título me vino de una manera natural; «País de Paisajes/ The land of landscapes/ Le pays des paysages». ¿Ves?, funciona en todos los idiomas.

En alguna ocasión has comentado que en Huesca no buscabas retratar la vida de los habitantes de esta región, sino sus paisajes. Al contrario que, por ejemplo, hiciste en tus primeros viajes a México y California. ¿Qué prefieres: paisaje o retrato? ¿Depende de tu estado emocional o de lo que te transmite cada territorio?
Hago las dos cosas. El «verdadero» fotógrafo tiene que hacer las dos cosas. La vida son árboles, calles, la gente, el dolor y la alegría. En el caso de Huesca no estaba allí para cubrir un reportaje social, sino para ver la naturaleza en su máxima expresión. Sin embargo, años más tarde, cuando el departamento de cultura de Marsella me contrató para fotografiar las religiones de allí, sólo fotografié personas, !por supuesto! La lente de 50 mm me permite hacerlo todo. Cada situación tiene su propia historia.

Cuando llegas a un lugar nuevo, ¿comienzas a tomar fotos de inmediato o te tomas tu tiempo para cogerle el pulso al nuevo entorno antes de empezar a fotografiarlo?
¡De nuevo te respondo que las dos cosas! Depende. Es siempre el lugar, el momento, el que me dice qué hacer, nunca es preconcebido. Dejo que la situación se haga cargo, el momento sabe muy bien lo que debe hacer. Como ya he dicho, las imágenes me toman a mí, yo no tomo las imágenes. Esa es la clave, ¿no?

Huesca, Murcia, Cabo de Gata, Valencia… tu relación con España es intensa. No sólo has realizado aquí numerosos de tus reportajes, sino que además has vivido varios años en Andalucía con tu familia. ¿Cómo definirías o describirías tu «experiencia española», tanto en el ámbito profesional como en lo personal?
Sí, esta es una larga historia de amor y pasión. Primero a principios de los 70 con la gente de Nueva Lente, Carlos Serrano y PPM (Pablo Pérez-Mínguez) y las primeras fotos de Barcelona que acaban de salir en un libro, «Barcelona 74». (Publicado por María Luisa Samaranch en SD.Edicions con un texto de Jacques Terrasa).
Después, al volver de América, me enamoré de la fotógrafa Françoise Núñez que conocí en Toulouse y me llevó a ver a su familia en la provincia de Almería. Acabamos viviendo en el Cabo de Gata varios años criando a nuestros hijos.
También trabajé con (Pep)Bonet, (Josep Vivent) Monzó y (Emmanuel) Guigon en el IVAM. Con Rafael Doctor que hizo tres libros estupendos conmigo con Carlos Serrano de diseñador gráfico. Luego fui mucho a Madrid para ver al gran Baylón, el exquisito (Javier) Campano, etc. También he trabajado mucho con Paco Salinas en Murcia / Cartagena, luego con (Salvador) Albiñana que sacó adelante varios de mis proyectos. Con (Marcelo) Fuentes, un pintor magnífico. Con el historiador de libros y comisario ( Juan Pedro) Font de Mora hice muchas cosas en Valencia y con el MUVIM. España es una gran parte de mi vida en muchos sentidos. He fotografiado durante mucho tiempo la península desde Sevilla hasta Santander pasando por Huesca.

Haces muchas fotografías desde vehículos en movimiento, parece ser una cosa que te agrada. ¿Existe alguna razón en concreto para ello?
Sí, la vida moderna transcurre casi la mitad del tiempo en vehículos en movimiento, entonces, ¿por qué debería dejar de fotografiar cuando me muevo? Al contrario, uso ese movimiento, aunque sea muy rápido, para ver y tomar fotos; por supuesto. Me encanta el escritor Michel Butor, quien describió el paisaje desde la ventanilla de un tren («Les paysages intermédiaires «). Utilicé este título para mi exposición en el Centro Pompidou en 1988. Hay vida en tales movimientos. Y la fotografía trata de las imágenes de la vida que pasa…

¿Decides de antemano el uso del blanco y negro o del color?
Por lo general, cuando era más joven llevaba película de los dos tipos. !Quién sabe lo que sucederá!
Por lo general era la luz, el clima, lo que me hacía decidir el tipo de película. En algunos viajes cuando utilizaba mis dos Nikkormat, cargaba una con color y una con B/W. Por ejemplo, en Taos, Nuevo México, tenía ambas cámaras cuando fotografié a la niña de la camioneta. En B/N es una imagen muy gráfica y ambiental, en la de color los colores son muy salvajes y agresivos, pero también dicen algo del día, de la forma de vida. Ahora, la mayoría de las veces llevo una sola cámara, así que cambio de película en algún momento en alguna parte. La decisión ocurre de una forma natural, aunque sigo tomando más fotos en B/N que en color.

En diversas ocasiones, has comentado que la fotografía se asemeja más a la escritura que a la pintura. ¿Por qué?
Sí, la fotografía no es en absoluto como la pintura. Lo más estúpido que uno puede decir sobre una fotografía es:»parece una pintura» !Es absurdo¡ Pero el proceso de la escritura, como autor, tiene mucha similitud con ser un autor que VE a través de la fotografía: observaciones, detalles, estados de ánimo, !es lo mismo! Incluso las viejas maquinas de escribir se parecen a las cámaras antiguas, emocionalmente, quiero decir, por su manera de transcribir los sentimientos.

¿Cuál va a ser es tu próximo proyecto o viaje?
¿El próximo? No quiero ser supersticioso, así que diré que muchos paseos por las montañas.

Ha sido un placer hablar con el maestro Bernard Plossu. Esperamos que  la haya sido para todos vosotros.