Se trata de una propuesta -imaginada- sobre el origen del paisaje. Entendemos por paisaje ese “recorte primordial efectuado por la mirada†(Jean-Marc Besse) producto de una distancia ganada frente al mundo. Como fondo del trabajo hemos elegido un bosque en Côtes d´Armor (penÃnsula de Bretaña, Francia) y como figura representada nos interesa el menhir. Uno y otro, fondo y figura, bosque y menhir, nos permiten aproximarnos a los temas de nuestro proyecto: el punto de vista, la visión, la representación, la imagen, la extrañeza.
¿Qué es un menhir?
Francesco Careri (arquitecto, autor de Walkscapes) relaciona el menhir con la idea de recorrido y con la idea de coordenada. Una coordenada es una “figura abstracta contrapuesta al caos naturalâ€. También menciona la idea de “espacio entornoâ€, origen de la arquitectura que habrá de transformarse en “espacio internoâ€.
¿Cómo funciona el menhir?
Sobre el sentido de la obra de arte el artista Juan Muñoz (Writings/Escritos) ha reflexionado: “La obra de arte es contraria a la naturaleza, se interpone entre la realidad y quien la atiende. Substituye a la primera, la presenta como extrañeza, y durante el momento que la suplanta, la usurpaâ€. Asà nos parece funciona la piedra menhir; substituye al bosque y nos lo devuelve en forma de visión/alucinación.
En Walkscapes su autor relata un mito egipcio sobre el origen del volumen. Según el mito, el volumen surgió consecuencia de un rayo de sol petrificado. Se trata del primer rayo de sol adentrándose en la oscuridad. La idea: lo natural es caos y el orden es una alucinación. El paisaje es una alucinación.
¿Dónde está el menhir?
El proyecto se mueve entre dos bosques. Uno es el “bosque territorioâ€, identificado con el caos, lo oscuro y lo real. Otro es el “bosque alucinadoâ€, identificado con el orden, lo iluminado y lo representado. El menhir pertenece a los dos bosques. Participa de ambas realidades natural/artificial. Es territorio porque es una piedra, y como tal -lo explica Careri- antes de levantarse no tenÃa connotaciones simbólicas, pertenecÃa a la oscuridad original. El menhir también es alucinación, porque al ser rotada el hombre transforma la piedra en otra cosa: extrañeza o artificio.
Si aceptamos que el paisaje es un concepto plegado entre dos realidades -la realidad del mundo y la realidad de la conciencia- el menhir es una muesca producto del roce entre ambas. Nuestro trabajo ha consistido en pasear sobre el contorno que delimita el menhir, entre la percepción del bosque y su expresión.