Con este grupo de fotografías he iniciado una nueva etapa en mi trabajo dedicada al color. Todas ellas son retratos tomados en la ciudad de Nueva York, en la que me lanzo a la calle con mi cámara para dejarme llevar por la ciudad y los encuentros fortuitos que ella me brinda. En este “no rumbo” o deriva fotográfica, la ciudad se transforma en un gran escenario cargado de emociones y lugares de los que puede resultar más o menos difícil entrar o salir. Los sujetos que retrato se han cruzado en mi camino por azar. Los escojo porque siento una conexión con ellos, porque conectan con parte de mi pasado, de mis recuerdos, de mis miedos o fascinaciones. Algunos de ellos permanecerán en mi vida, otros estarán solo de paso. Deambular por las calles sin rumbo, en soledad, es una forma de entender la ciudad y, al mismo tiempo, de entenderme a mi dentro de ella.