Gente, personas, seres humanos,- o como los queráis llamar- y una cámara, es lo que necesito para trabajar. Y sÃ, para mà la fotografÃa además de ser una diversión también es un trabajo, mi trabajo. Y si es una foto con bicho (cariñosamente hablando digo) mejor que mejor.
Siempre me gustaron los retratos, cuando estudiaba fotografÃa empapele las paredes de mi habitación con retratos en blanco y negro de todos mis amigos hasta que tuve que quitarlas porque descubrà a mi querido hermano jugando a los dardos con ellas y desde entonces, no me preguntes por qué, decidà hacer de ellas mi oficio.
Todo tiene su evolución, todos hemos aprendido de Avedon, Penn, Leivobitz, Bailey…. y un momento clave de mi carrera fue descubrir junto a Mili Sánchez (mirando ofertas de libros de fotografÃa en un Vips madrileño) un libro de David Lachapelle. No podÃa creer lo que estaba viendo. Simplemente flipé ; bueno, no solo eso, también me ayudo a descubrir otros aspectos de la fotografÃa retratera (o con bicho). La mezcla de imaginación, locura, fantasÃa, escenografÃa y color, mucho color, todo ello mezclado para conseguir un retrato. Una pequeña pelÃcula, una historia a golpe de vista, con muchas horas de producción y de ideas detrás, hasta conseguirla, o por lo menos acercarte lo más posible a lo que habÃas imaginado.Y si se consigue…. Me dan más ganas de seguir alimentando la imaginación que en el fondo es lo que intento hacer cuando hago un retrato.
Me da igual que sea un artista o un bombero o una ama de casa o una modelo, yo solo quiero hacer una foto, con bicho