Paz Errázuriz
© Nacho Rojas
¿Cómo empezó en este oficio?
Me acerqué a la fotografía cuando pude optar libremente a ella producto de una larga obsesión y de haber pasado por otros estudios y profesiones. En otras palabras, llego adulta a la fotografía.
¿Se acuerda de cuál fue su primera cámara?
Mi primera cámara fue una Exacta de Alemania oriental
¿La primera foto o fotógrafo que le impresionó?
La primera foto que me impresionó fue una que tomó mi padre para mi primera comunión y le faltaba la parte de arriba de mi cabeza.
El primer fotógrafo que me impresionó fue Sergio Larraín, chileno.
¿La última foto o el último fotógrafo que le ha hecho sentir lo mismo?
Todos los días vemos fotos y fotógrafos/as magníficos, estamos en la era de la imagen por excelencia, así y todo hay imágenes que nos sorprenden como la de Maria Friberg ilustrando un ensayo de Chantal Pontbriand en el libro Mutaciones. (ParisPhoto 2011).
¿Con qué cámara suele disparar? Le da igual una que otra
Uso cámara Nikon 35mm y Bronica 4,5 x 6mm. pero lo que más uso es 35mm.
¿Tiene una óptica favorita?
No tengo ideas fijas con este tema, creo que improviso la mayoría de las veces dependiendo del sujeto y de la situación.
¿Horizontal o vertical?
Es muy variable, es una decisión que a veces depende del referente más que de mi.
¿Qué prefiere disparar a tiempo y hacer lo que esperaba o no llegar a tiempo y sorprenderse?
Disparar a tiempo es lo que me preocupa, en general los temas de mis ensayos fotográficos requieren algo de urgencia -o será rapidez?- para mi ya que a veces son situaciones difíciles de captar y por lo tanto de repetir. La sorpresa viene después de la toma, cuando reviso mi trabajo
¿Reencuadra las fotos?
He tenido una actitud muy purista, mis fotos están en la toma, es en ese momento cuando encuadro o compongo, en contadas ocasiones reencuadro alguna foto.
¿Cómo se ha adaptado al mundo digital?
Me costó muchísimo, y durante bastante tiempo mi producción fotográfica disminuyó notoriamente. Pero ya estoy adaptada a lo digital aunque mi relación con ello es otra a la que tenía con lo análogo. De hecho incorporé el color a mi trabajo algo que antes me resultaba conflictivo. Me sentía perturbada con el color ya que le daba a la imagen una dosis de realidad que no me era posible de asumir.
¿Digital o químico? ¿Por qué?
Prácticamente no uso película debido a la dificultad para adquirir estos materiales en Chile.
¿Qué películas utiliza?
¿Retoca las imágenes? ¿Con que software?
Uso photoshop.
¿Cómo ve el panorama a día de hoy?
El panorama es tan infinito para la fotografía de hoy que me causa vértigo. Pienso que yo utilizo una parte mínima de las posibilidades que se ofrece hoy para este medio. Sin embargo este mínimo lo he hecho mío y me refugio en él.
Usted estudio educación en el Cambridge Institute of Education, Inglaterra en 1966, y educación en la Universidad Católica de Chile en 1972. Parece que el círculo se ha cerrado y después de que la vida diera muchas vueltas ha acabado por fin enseñando fotografía en la universidad. Después de todo, ¿está usted más cómoda delante de sus alumnos o detrás de la cámara?
Son algunos los alumnos con los que me siento cómoda, es ante aquellos que buscan la fotografía en sí, su espíritu o los que reconocen tener a la fotografía como herramienta de búsqueda, algo así como un detector de vida.
No me siento cómoda cuando los alumnos solamente quieren aprender de técnicas.
Podría decir que estoy mucho más cómoda detrás de la cámara. Me produce un gran placer hacer fotografías.
En su biografía suele constar como fotógrafa autodidacta. ¿Tuvo alguien que le ayudara a entender los procesos básicos de la fotografía? ¿Leía libros, revistas de técnica o fue un proceso de prueba y error?
Soy autodidacta y aprendí el revelado con amigos, con libros y sobretodo mirando libros sobre fotógrafos que me atraían. Pero el aprendizaje no se detiene y sigo aprendiendo tanto de los jóvenes como de los consagrados.
Después de años trabajando como fotógrafa, de ser una de las fundadoras de la Asociación de Fotógrafos Independientes (AFI), en el año 93 estudia en unos talleres de fotografía en el ICP de Nueva York. ¿Pensaba que su formación estaba incompleta?, ¿necesitaba nuevos estímulos?
Siempre he sentido que me falta muchísimo por aprender, he tenido grandes complejos por no saber suficiente de técnicas fotográficas pero por otro lado he tenido mucho apuro por realizar ciertos temas que se me escapaban si no los realizaba en ese momento.
Siempre se necesitan estímulos y hay que estar lista para aprender todo lo que se necesita. Al ICP fui a hacer un curso de copiado en el laboratorio, algo que requería una mirada muy delicada y ahí tuve la oportunidad de hacer este curso con R. Tice. Fue la primera vez que asistí a un curso, algo excelente.
Pero cuando yo comencé a hacer fotografía no existía la posibilidad de estudiar y simplemente no tuve esa oportunidad. Los estímulos los busca y los encuentra uno misma.
Fue una de las fundadoras de la AFI en un momento en el que su país llevaba viviendo la pesadilla de la dictadura desde hacía ocho años. Viendo algunas de esas fotografías me parecen imágenes muy potentes y muy valientes. ¿Cómo lograban sortear la censura? ¿Quedaron imágenes inéditas por la autocensura?
Las estrategias se aprenden casi por instinto, el sortear y esquivar situaciones peligrosas se aprendió en la calle. Pero la fotografía puede tener un lenguaje indirecto que puede eludir lecturas burdas como las de una dictadura. Así nos permitieron trabajar las metáforas.
La censura fue dura con el fotoperiodismo y han quedado cientos de imágenes inéditas. Esto ha hecho que todavía estemos contando nuestra historia, 30 años después.
En la historia de la fotografía han ido muy de la mano siempre la literatura y la fotografía (Joan Colom/Camilo José Cela con “Izas, rabizas y colipoteras”, James Agee/Walker Evans con “Elogiemos ahora a hombres famosos” Frank/Kerouac con “Los americanos”, etc) ¿cómo y porqué surge su colaboración con Diamela Eltit en “El infarto del alma” o la de Claudia Donoso en “La manzana de Adán”?
El libro La Manzana de Adán es un proyecto que yo comencé trabajando solitariamente por más de un año y tuve la necesidad de pedirle a Claudia Donoso que colaborara conmigo ya que yo no me sentí capaz de hacer las entrevistas y las fotos al mismo tiempo. Después continuamos trabajando en conjunto y eso nos ayudó mucho para sortear la represión y la censura durante la dictadura militar.
En el caso del Infarto del Alma con Diamela Eltit fue un proyecto que también partió con mi fotografía y desde ahí pensamos en conjunto en realizar un libro. Fue diferente al caso anterior ya que en este caso cada una aportó lo suyo, sin ilustrarnos la una a la otra sino que caminar por la misma vía, pero cada una en su línea.. Siempre nos mantuvimos en estrecha comunicación por fax, ella en México y yo en Chile.
Sus trabajos despiden un olor a paciencia. Detrás de ellos se nota que hubo mucho tiempo, mucho cariño, un contacto personal casi familiar. ¿Elige usted los temas que van a acabar ocupando una parte importante de su vida o cree en cambio que los temas la eligen a usted?
Mis trabajos me han tomado siempre muchísimo tiempo y el motivo por un lado es que puede que hayan requerido ese tiempo y por otro lado que me era muy difícil financiarlos. (Mi fotografía nunca era aceptada hasta que en 1987 obtuve la beca JS Guggenheim, primera vez que daban esta beca a un fotógrafo en Chile. Con este apoyo tuve más libertad para mis proyectos.)
Los temas de mis trabajos la mayoría de las veces requieren bastante investigación, lectura, búsqueda, sondeo –como el caso de Los Nómades del Mar por nombrar alguno- y desde luego paciencia. Pero existe un sentimiento de cercanía, una alianza donde el contacto personal es parte primordial. No podría hacerlo de otra manera. La dificultad que tengo para terminar un proyecto, siempre ha sido problemático ya que son despedidas complicadas, con muchos sentimientos cruzados.
La manera en la que sus modelos dejan su condición para convertirse en personas, la manera en la que sus gestos y sus miradas despiden complicidad me da la sensación de que tiene una manera particular de acercarse a ellos. ¿Cómo lo hace?
En mi trabajo hay “un continuo”, podría llamarlo también variaciones sobre un mismo tema. Pequeños capítulos que apuntan casi siempre a lo mismo. Son espacios cerrados, “marginales”, de minorías. Uno aprende a transitar por mundos que son más cercanos de lo que se imaginaba, es como si siempre hubiese conocido el camino.
Como mujer estoy subordinada a un espacio determinado que me resulta natural explorar: lo marginal. Una necesidad de desatar amarras. Con mis fotografías construyo también mi propia historia.
Otra cosa que me encanta es como trata lo extraordinario como ordinario. Me imagino que simplemente es su manera de pensar, ¿es así o tiene otra explicación?
La búsqueda del ser humano se puede realizar dentro de cualquier ámbito , pero reconozco que lo chileno tiene que ver con el desgarro y la precariedad, no debemos olvidarnos y reaccionar urgentemente ante la realidad que somos finis terrae. Pienso que solamente estar consciente de donde estamos y lo que somos nos hace ser de una determinada manera.
Ha experimentado con el vídeo en su trabajo “El sacrificio”. ¿Fue porque la fotografía no era suficiente para mostrar lo que quería mostrar?
En muchos momentos he sentido la necesidad del audio y la única manera que encontré fue hacer vídeos, así y todo en El Sacrificio no hay una sola palabra.
En mi segundo vídeo –junto a la poeta Malú Urriola- “La Luz que me Ciega” el audio tiene gran importancia, así como también lo tiene la fotografía.
Con los avances de las nuevas cámaras digitales hay gente que utiliza la imagen fija combinada con sonido directo para conseguir contar una historia más en profundidad (véase el excelente trabajo multimedia de Bombay Flying Club). ¿Se ve utilizando esta técnica en un futuro en vez del vídeo?
Me encantaría probar esta técnica, no la conozco pero veo que está hecha para mí.
¿Tiene algún proyecto pensado para el futuro?
Tengo varios proyectos inconclusos e inéditos. Quisiera trabajar en ellos y sobretodo aplicar esta nueva técnica de que me acabo de enterar.
Rescatar el tiempo y así tratar de armar mi historia, mi origen. Finalmente, la fotografía ha sido para mi como un cuaderno de apuntes, una bitácora de viaje.
Trabajar sobre el otro es trabajar sobre uno misma, por eso siento que al apoderarme de esa imagen que me es como una espejo, voy construyendo mi autorretrato.
Ha sido un autentico placer poder entrevistar a Paz Errázuriz, maestra entre maestras. Salud y fotografía!
Entrevista Mike Steel