SUB. Cooperativa de Fotógrafos

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¿Nos podéis contar en qué consiste la cooperativa SUB, cuántos fotógrafos lo integran y si aparte de fotógrafos tienen cabida más especialidades?

Sub está integrada por 5 fotógrafos.  Cuatro con base en Buenos Aires (Nicolas Pousthomis, Gisela Volá, Gerónimo Molina, Martín Barzilai) y uno en Madrid (Olmo Calvo Rodríguez). También tenemos la suerte de contar con la participación de Verónica Borsani, diseñadora gráfica, y Gabriela Mitidieri que nos ayuda en financiamientos culturales.

Nuestro trabajo profundiza en la creación de una identidad colectiva y en la realización de investigaciones fotográficas. Compartimos ideas para establecer horizontes posibles y deseables hacia donde caminar juntos. La búsqueda y el aprendizaje constante en discusión y consenso, es una apuesta en común en desarrollar ideas y estrategias para que este proyecto de trabajo colectivo que cumple 10 años, continúe latiendo.

Es también un espacio de trabajo en el cual las decisiones se establecen de manera horizontal. Desde Sub mantenemos un salario igualitario a través de un fondo común. Difundimos nuestros trabajos a través de la prensa nacional, internacional, y en espacios que pueden variar entre una sala de exposición y la vía pública.

No sólo intervienen fotógrafos, sino que participan activamente en diferentes ocasiones periodistas y escritores, en un intento de dar a reflexionar a partir de múltiples herramientas y lenguajes diversos, las narraciones que se desarrollan. Porque ante todo nos consideramos contadores de historias.

El colectivo Sub se creó en el año 2004, un momento en el que Argentina acababa de salir de los años del «Corralito» ¿la cooperativa fue creada por una necesidad económica, por un espíritu heredado de esos duros años ?

Exactamente, fue creada por un espíritu heredado de esos años. Los fotógrafos de Sub en ese momento se encontraban en las calles documentando las manifestaciones, las asambleas barriales y las luchas de los trabajadores por recuperar sus fábricas o empresas que habían entrado en quiebra en un contexto de crisis económica y social. El cooperativismo y la organización horizontal eran los pilares de ese movimiento para hacer frente a esas situaciones. Cuando se comenzó a pensar en la posibilidad de empezar a vivir de la fotografía, fue evidente que esa tenía que ser la forma de trabajar juntos. Todas aquellas experiencias que estábamos documentando se transformaron en fuertes influencias para pensar la manera de funcionamiento de nuestro propio proyecto, basado en prácticas de horizontalidad y autogestión.

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En Ojos Rojos hemos dedicado algún artículo a otros colectivos como GEA Photowords en España o el colectivo Versus en Perú ¿Qué ventajas tiene el colectivo frente al fotógrafo freelance. Le veis alguna desventaja?

El colectivo depende de los individuos que lo conforman y del contexto en el que nace. Los diferentes encuentros que tuvimos con otros colectivos (en EC.O, encuentro de colectivos iberoamericanos, organizados por el curador Claudi Carreras, por ejemplo) nos demuestran que cada uno tiene una forma organizativa diferente. Las ventajas son diversas en función de ello. Globalmente, creemos que la ventaja es la de lograr ser más que una suma de individuos, produciendo trabajos que serían imposibles de hacer por un solo fotógrafo. En Sub, el apoyo mutuo también es una herramienta fundamental para avanzar en nuestros trabajos personales. Las desventajas… Podría parecer que se avanza más lento porque las decisiones las tomamos por consenso. Pero por otro lado, cuando logramos dar pasos adelante, esos pasos son de gigante.

Publicáis bastante en la prensa extranjera ¿normalmente son encargos o son propuestas que hacéis a los distintos medios?

Las dos cosas. Intentamos trabajar en paralelo sobre temas que nos interesan y estar disponibles para encargos. La estructura de la cooperativa lo permite, ¡una ventaja más!

¿Nos podéis contar cómo se distribuye el trabajo entre el colectivo? ¿Tiene cada fotógrafo una especialidad -retrato, fotografía documental, etc-?

Eso es cocina interna! Intentamos en general que todos hagamos de todo. Es verdad que algunos tienen el ojo más afilado para ciertas cosas y otros para otras. Y a veces pasa que nos repartimos el trabajo en función de eso, pero no es sistemático. Porque nuestra idea es avanzar juntos y darle al otro la posibilidad de mejorarse en lo que no es su especialidad.

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¿El colectivo solo trabaja dentro de las fronteras de Argentina o trabajáis en todo el mundo?

Nuestra área de cobertura es Latinoamérica y el Caribe. No solo porque es donde estamos residiendo ahora, sino también porque nos identificamos con una cultura que viene de los barrios populares, con puntos en común que se dibujan sobre este continente.

¿Tenéis alguna de conexión de negocios o intercambio de ideas con otros colectivos de fotógrafos de otros países?

Constantemente dialogamos con otros colectivos. Cada uno de nosotros tiene su red de amigos fotógrafos y muchos son parte de colectivos. Este año, en Santos (Brasil) hubo un encuentro de colectivos ibero-americanos en el cual se reforzaron estos lazos. Anteriormente, hubo otros encuentros en Madrid y Sao Paulo donde hemos estado dialogando e intercambiando experiencias con más de 40 colectivos de Iberoamérica y Europa. También desde 2006, participamos del espacio de colectivos de Visa pour l’image en el festival de Perpignan (Francia) donde nos encontramos cara a cara con centenares de otros colectivos de otras latitudes. De manera que formamos parte de una gran familia que comparte esta metodología colectiva, que es muy variada y diversa, y con la cual aprendemos constantemente de cada uno, de los que funcionan de manera similar a nosotros y de los que no. Nos fuimos nutriendo de cada proyecto. Es muy importante para los colectivos encontrar similitudes, porque de alguna manera, los parámetros de trabajo los ponemos nosotros mismos.

Si bien hubo algunas experiencias anteriores, el fenómeno colectivo está llegando muy fuertemente desde hace dos años aproximadamente a la Argentina. Y es algo que se está fundiendo poco a poco de manera que se va armando una red local interesante.

Hemos visto en la web que el colectivo SUB está en constante  fluctuación; miembros se van y otros llegan. ¿Está abierta la puerta del colectivo a nuevos fotógrafos? ¿ De ser así, que hay que hacer para entrar a formar parte del colectivo?

Hace casi 4 años que los fotógrafos de Sub son los mismos. Así que no hay tanta fluctuación. Es bastante complicado integrar nuevos fotógrafos. Sabiendo que Sub es pequeño, solo 5 fotógrafos, cada vez que entra uno, entra un mundo nuevo. Nuestra manera de funcionar pone al colectivo en el centro de todo. Y la realidad es que pocos fotógrafos quieren realmente trabajar de esa manera. Hay que trabajar mucho y el salario, sí fluctúa. El mayor recurso siempre es el humano. Y a veces eso es lo más complicado de lograr con alguien que no venga de experiencias similares.

Aparte del trabajo como fotógrafos, también os dedicáis a la docencia impartiendo talleres e invitáis a otros fotógrafos a impartirlos y a mostrar sus trabajos. ¿Cómo escogéis a los invitados y en qué consisten las  «Veladas de Proyecciones»? 

Los invitados que vienen a dar talleres antes que nada son amigos de Sub. Tuvimos la suerte de tener a muchos que también admiramos no solo por su calidad humana, sino por su gran trabajo, por ejemplo, Jorge Sáenz (Paraguay), Nelson Garrido (Venezuela), Frank Boutonnet (Francia), Walter Astrada (Argentina- España), Oriana Elicabe (Argentina-España), etc. Las veladas empezaron con la idea de que cuando vinieran a visitarnos amigos fotógrafos que no viven en la ciudad, aprovecháramos ese viaje y organizáramos en la terraza de las oficinas de Sub una proyección de su trabajo para que se conociera en Buenos Aires y para crear un lugar de encuentro donde se pudiera charlar sobre su fotografía. En muchos casos, y con los años, hemos convertido esas visitas y veladas en workshops.

Los talleres brindados por los miembros de Sub comenzaron hace 3 años, es un espacio que vamos construyendo año a año. No nos gusta hablar de escuela porque nos interesan las experiencias educativas que tienen relación con nuestra identidad. Nuestro taller estrella se llama “Fotografía colectiva, de lo individual a lo colectivo” y es fruto de nuestra forma de trabajo, poder abrir el juego y ver cómo replica lo que venimos haciendo desde hace 10 años. Creemos que las personas que han llegado en este tiempo (alrededor de 300) vienen con muchas inquietudes que no solo son fotográficas y encuentran aquí un canal de reflexión. Acuden a nuestros talleres personas de muy diversas disciplinas y eso lo transforma en algo mucho más rico a la hora de dialogar. Buscamos que las personas que brinden talleres aquí también tengan su propia manera de enseñar y de transmitir lo que hacen en materia fotográfica, salir del estándar y abrir el diálogo.

Entrevista Mike Steel

www.sub.coop

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