“Estoy condenado, quiero decir que sigo ardiendo. Mi alma no es un alma, es un incendio”
Malcolm Lowry
El alma de las fotografías de Marta Rodríguez.
Huyendo de la realidad nítida, el alma de las fotografías de Marta encuentra un refugio seguro en la penumbra, la distorsión, la oscuridad, en ocasiones violentas, incluso turbadoras.
Estremece en numerosas ocasiones observar el anhelo de cada una de esas almas por emerger a la superficie y golpear al que observa con una bofetada de seda fría.
La intensidad de sus retratos, captura rostros y miradas que transmiten a través de la magnitud de una personalidad la esencia de la condición humana, ya sea envuelta en el conflicto o la tristeza abrumadora, ya en la más absoluta dicha.
Sus fotografías rompen con las reglas establecidas: están deliberadamente desenfocadas y a menudo incluyen detalles y otros rastros del proceso creativo.
La belleza de sus composiciones y su concepción de la fotografía como forma artística nutren al dueño de la mirada que siente estremecer su interior y nunca, nunca, quedar indiferente al observar una de sus fotografías.
Eva Vives Jiménez