Portugal, Italia, Grecia y España son los países suinos a los que se refieren; PIGS es claramente una expresión peyorativa que viene de la esquina anglosajona del ring. Algunos dicen que Irlanda también está, pero ellos hablan inglés y nunca tuvieron imperio. Es otra cosa.
Tasas de deuda excesivas, políticas fiscales desastrosas y burbujas inmobiliarias que fueron alimentadas durante demasiado tiempo por tasas de interés demasiado bajas, han puesto a los PIGS en el punto de mira, como las manzanas podridas de la cesta europea. Algunas voces dicen que la moneda común, el Euro, ha sido un fracaso y es, además, parte del problema. ¿Está el Euro al borde de la desaparición? ¿Están realmente dispuestos los países más ricos a deshacerse de los países “vagos”?. ¿Está el Reino Unido secretamente celebrando el fracaso del experimento del euro? ¿O es simplemente un ataque especulativo cuyo fin es eliminar a Europa de la carrera por el poder global? ¿Es que Alemania quiere hacer una zona de mano de obra barata en Europa para volver a ser competitivos contra China?
Me he preguntado a menudo cómo es posible que mi país esté en tan malas condiciones, depués de haber sido el imperio más extenso de la Historia.
¿Qué pasó con Italia, dueña de una gran parte del Patrimonio Artístico de la Humanidad? ¿Qué es lo que pasó con Grecia, la cuna de la civilización occidental?. ¿Qué llevó a Portugal a perder toda perspectiva de futuro después de haber dominado los mares durante siglos? Yo creo que nuestros problemas empezaron hace mucho tiempo.
España, al descubrir América, se convirtió en una nación de administradores, sin cultura emprendedora ni industrial. Instalar la capital en Madrid en lugar de hacerlo en Sevilla fue un grave error de Felipe II. La pérdida de las colonias y 40 años de dictadura franquista tampoco ayudaron mucho. Las fuerzas centrífugas son más fuertes de lo que esperábamos.
Portugal también perdió el paso cuando América fue descubierta, aunque de otra manera. El comercio con Asia se volvió obsoleto. Además el terremoto de 1755 arrasó el país en varios aspectos. Las guerras de descolonización de los 70 fueron el golpe final para un país ya pobre.
Italia nunca fue un país realmente. La unificación de Garibaldi fue más una acción política impulsada por los políticos del norte que el deseo real de la gente común. La presencia física de la Iglesia Católica ha desafiado a todo poder político actuando como un Estado dentro del Estado. Como diría el gatopardo, “todo debe cambiar para que todo se quede como está”.
Las escuelas de filosofía griegas desaparecieron en el siglo VI. Después del Imperio Bizantino la idea misma de Grecia casi desapareció bajo la invasión Otomana hasta que 1829 se refundó la Grecia moderna, teniendo que volver a encontrar su identidad perdida muchísimo tiempo atrás.
Los paises donde Europa nació podrían ser ahora su tumba.
Los PIGS tienen algunos rasgos comunes que pueden arrojar algo de luz sobre sus problemas. Todos ellos creen que sus gloriosos pasados son garantía para tener relaciones privilegiadas con las fuerzas hegemónicas actuales, y un asiento de primera clase en las mesas de tomas de decisiones.
Han llegado a la modernidad sin pasar por procesos de generación de burguesía que favorecieron tanto el protestrantismo como la Ilustración, o las revoluciones industriales. Son países viejos, cínicos, individualistas, con un muy bajo sentido de pertenencia a una comunidad. Los gobernantes autoritarios y corruptos que han guiado a estos países durante siglos han hecho que su población viva de espaldas a la vida política y busque su bienestar desde una óptica individual, lo que supone una ventaja evolutiva en términos de supervivencia, pero una grave rémora para el progreso social.
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Este proyecto no es ni una crítica furibunda ni una sátira ni una reivindicación. Es más bien una especie de constatación. Es tratar de ver cómo nos ven aquellos que nos llaman PIGS y por qué. Es la mirada perpleja e impotente que observa el telón de fondo de nuestras vidas. Un telón de fondo ya muy ajado y al que nos hemos acostumbrado, pero que sigue pareciéndole raro al que nos visita de vez en cuando.