Fotógrafo de guerra

Os presentamos en este número de Ojos Rojos una breve introducción del libro titulado: Fotógrafo de guerra – La fotografía de guerra en España 1859-1939. Un articulo muy entretenido, con interesantes anécdotas, que nos brinda su autor Antonio Jesús González

La fotografía ha estado presente casi desde su mismo nacimiento en los conflictos bélicos de todo el mundo. Los fotógrafos se vieron atraídos por documentar con sus cámaras las guerras, aunque las limitaciones técnicas de estas condicionaron durante casi todo el siglo XIX sus resultados. La mayoría  de los historiadores ubican el nacimiento de esta especialidad fotográfica con el trabajo de Roger Fenton en la guerra de Crimea en 1855, aunque  el mismísimo daguerrotipo captó interesantes imágenes del conflicto entre Méjico y Estados Unidos ya en 1847.

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En España, la primera experiencia fotográfica es algo más tardía en la conocida como Guerra de África de 1859 con el reportaje del italomalagueño Enrique Facio. Esta especialidad fotográfica no ha sido muy estudiada en nuestro país, circunstancia que me impulsó a dedicarle mi trabajo de postgrado. Además, España juega un papel muy importante en el desarrollo de esta especialidad, en gran parte condicionado por una historia llena de guerras, levantamientos militares, golpes, guerras coloniales o la misma Guerra Civil en la que nace el fotoperiodismo moderno con el trabajo de los reporteros Robert Capa y Gerda Taro.

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De los numerosos fotógrafos e imágenes rescatados del olvido en este libro me parece interesante destacar el reportaje de José Rodrigo del levantamiento cantonal de Cartagena en 1873, el álbum fotográfico del sitio de Bilbao durante la III Guerra Carlista realizado por Charles Monney, las primeras imágenes de las revueltas en Cuba de José de Robles publicadas en la prensa ilustrada en formato de grabado en 1874 o la impresionante cobertura de Manuel Arias para la revista La Ilustración Artística sobre el conflicto colonial en Filipinas durante la década de 1890.

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Aunque quizás una de las aportaciones más interesantes sea la de una imagen de gran trascendencia de la retratista catalana afincada en Málaga Sabina Muchart (1858-1929). Esta  fotógrafa parece que se traslada a Melilla durante el conflicto marroquí en 1893, ya que la revista barcelonesa La Ilustración Artística publica una de sus fotografías en formato de grabado de las tropas españolas a las puertas del fuerte de Rostrogordo. La imagen aparece con su firma en el pie siguiendo la habitual expresión de la publicación: “Copia de una fotografía remitida por S. Muchart.” [1]fotografo-de-guerra-revista-ojosrojos10

 

Sobre la carrera profesional de esta mujer ha habido una gran confusión durante años, ya que su estudio malagueño se denominaba S. Muchart o Muchart Hermanos. Una ambigüedad que unida al limitado papel que la mujer tenía en la sociedad española de la época hizo creer que esta gran fotógrafa era un hombre. La historiadora María de los Santos García Felguera la ubica como comerciante de tejidos junto a varios de sus hermanos en la capital de la Costa del Sol al menos desde 1876, y tras desaparecer durante una década de los padrones la reencuentra en 1894 en diferentes guías comerciales de la época que la registran como fotógrafa en sociedad con su hermano menor Francisco en el número 16 de la malagueña plaza de la Constitución[2]. No obstante, el apellido Muchart aparece con anterioridad al menos en dos ocasiones en revistas de la época. En 1889 en La Ilustración de Barcelona con tres vistas de la catedral de Málaga, una de ellas desde la misma plaza de la Constitución, pero con el crédito de J. Muchart y en 1891 en La Ilustración Hispanoamericana que incluye tres de sus fotografías que reproducen cuadros del pintor malagueño D. A. de la Torre. Unos datos que nos confirmarían su actividad profesional al menos desde 1891.

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Durante tres décadas su galería de retratos fue una de las más elegantes de la localidad malagueña, aunque también trabajó las vistas urbanas y monumentales para su difusión en formato postal. Entre sus trabajos más conocidos se encuentran las espectaculares fotografías del hundimiento del buque alemán Gneisenau en el puerto de Málaga o sus fotografías taurinas, algunas de ellas publicadas en la revista La fiesta nacional en 1906 y editadas también en formato postal (Fernández, 1994, 164). Asimismo, algunas de sus cartulinas con vistas de la ciudad también fueron reproducidas en prensa como en la revista madrileña Alrededor del Mundo en 1904[3].

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Parece claro que Sabina fue una activa profesional de la fotografía durante casi 40 años en Málaga, pero por desgracia no existen más fotografías ni más información sobre el reportaje norteafricano. A falta de más datos y dando credibilidad al pie de la fotografía, se puede barajar la hipótesis que Sabina Muchart fue la autora, por lo que podríamos estar no sólo ante la primera fotoperiodista española, sino también ante la primera fotógrafa del mundo presente en una guerra. Una figura que se anticipa en más de 40 años a las consideradas hasta ahora como primeras fotógrafas de conflictos que se iniciarán en esta especialidad durante la Guerra Civil española de 1936.

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Por último, me gustaría destacar un detalle triste de la guerra en Filipinas, conflicto donde se produce otro importante hito en la historia del periodismo español, con el primer caso conocido de la muerte de un fotógrafo en una zona bélica. El suceso ocurrió en 1896 en Mariquina, al este de Manila, donde se habían desplazado el fotógrafo Francisco Chofré[4], corresponsal de La Ilustración Española y Americana, y su primo Augusto Morris quienes fueron asesinados por rebeldes tagalos cuando intentaban fotografiar las revueltas. El caso de las amenazas de los resistentes de Baler al fotógrafo Manuel Arias en 1899 o de los asesinatos de Chofré y Morris ponen de manifiesto como de forma muy temprana los periodistas son considerados testigos incómodos por los contendientes de una guerra y simplemente realizar su trabajo los puede convertir en objetivo militar.

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Ya en pleno siglo XX la fotografía de guerra española se desarrolla de forma exponencial con los espectaculares reportajes del nuevo conflicto colonial español en el norte de Marruecos, donde dos excepcionales generaciones de fotoperiodistas capitaneadas por Company, Campúa, Alfonso, Campúa hijo, Alfonsito o Díaz Casariego, además de dar forma a la profesión, utilizan sus trabajos como trampolín para sus carreras profesionales en la península. Un modelo que imita en gran medida al sistema militar de ascensos por méritos de guerra. Los fotógrafos con sus amplias coberturas en las influyentes publicaciones gráficas del momento consiguen un prestigio que les supone una importante publicidad para sus estudios y galerías de retrato o les facilitan la publicación de sus instantáneas en coleccionables y postales de la guerra del Rif.

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Por último la Guerra Civil será un campo de pruebas tanto para las grandes potencias que intervienen en el conflicto poniendo a prueba nuevas tácticas militares y propagandísticas como para el fotoperiodismo, que ve nacer en nuestra tierra una nueva forma de contar en imágenes la tragedia de la guerra con una cercanía y realismo únicos hasta el momento en la historia de la fotografía.

 

Antonio Jesús González.

 

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[1] En La Ilustración Artística 11/12/1893, página 3. Hemeroteca digital BNE.

[2] García Feguera, Mª de los Santos. De Olot a Málaga. La fotógrafa Sabina Muchart Collboni. Servicio de gestión documental, archivo y publicaciones del Ayuntamiento de Girona. http://www.girona.cat/sgdap/docs/ym3s704sabina%20muchart%20collboni.pdf (Consulta 2014-07-14).

[3] En Alrededor del Mundo 28-04-1894. Hemeroteca digital BNE.

[4] Además de Chofré y Cía es el retrato del líder filipino Andrés Bonifacio que publicó La Ilustración Española y Americana traducido a grabado xilográfico, 7/2/1897 página 5-88. Una semana después, la revista rindió homenaje a sus colaboradores reproduciendo sus retratos en el ejemplar del 15/2/1897. La dinastía de Barcelona, 28/11/1896, página 1. Hemeroteca digital BNE.

 

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