Señor Archer

En el último número de Ojos Rojos abordábamos en esta sección el trabajo de PeopleArtFactory, una propuesta del siglo XXI donde uno podía crear su propia expo virtual. En este número nos sumergimos de lleno en el siglo XIX para hablar con Alberto Gamazo, responsable de «Señor Archer», el primer estudio de retrato que utiliza el proceso del colodión humedo para hacer sus retratos. Viva la química!!

GALERIA-SEÑOR-ARCHER

 

Hola Alberto, nos imaginamos que el nombre del estudio Señor Archer tiene que ver con el inventor del proceso del colodión humedo, Frederick Scott Archer, ¿podrías explicar a nuestros lectores en qué consiste este proceso?

En efecto, el nombre es un (muy necesario) homenaje a F.S Archer, un personaje de corte trágico, muy al estilo de su época, que no patentó ninguna de sus aportaciones al medio y murió joven y en la ruina, no sé si dejando un bonito cadáver porque el pobre no era un Narciso precisamente. Ya estoy divagando. El caso es que me pareció una figura muy reivindicable, que tiene todo que ver con el tema que nos ocupa y que además es fácil de pronunciar en todos los idiomas, así que Archer se quedó.

En cuanto al proceso, fue la técnica fotográfica dominante en esa segunda mitad del s. XIX, imponiéndose a otras anteriores como el daguerrotipo o el calotipo, a pesar de sus obvias limitaciones. Hay que tener en cuenta que hablamos de una técnica en la que todo el proceso debe hacerse mientras el colodión, que es la emulsión que conforma la película fotográfica, está todavía húmedo. Esto nos da un margen de unos 10-20 minutos (según las condiciones atmosféricas) para verter el colodión en la placa, sensibilizar ésta en el baño de nitrato de plata, hacer la exposición y someterla después al proceso clásico de revelado y fijado. Todo esto hacía, y hace indispensable el uso de laboratorios portátiles cuando queremos hacer trabajo de campo, y además es una guarrada y en su procesado intervienen químicos que te pueden matar con sólo mirarte de reojo. Todo muy fácil y cómodo como ves, pero aún así ha tenido grandes adalides en el trabajo de gente como Mathew Brady (o más bien sus currelas) durante la guerra de secesión americana, Julia Margaret Cameron y sus editoriales de moda avant la lettre, el primer Félix Nadar, William Henry Jackson explorando el oeste americano…o ya en la era contemporánea Sally Mann, John Coffer, Quinn Jacobson…que han hecho que esté teniendo lugar un renacimiento de la técnica, con el número de gente que la practica aumentando cada día de manera exponencial.

El estudio Señor Archer abrió sus puertas en Barcelona en octubre del 2014. En esta era de píxels, bits, etc, ¿qué os impulso a abrir un estudio fotoquímico?

¿Qué mejor momento que esta era de pixels y bits, y todo lo que de consumo (y desecho) instantáneo nos ha traído? Evidentemente no es una aventura libre de riesgo, pero ya me faltan dedos en las manos para contar los nuevos estudios que se dedican comercialmente al colodión y otras técnicas alternativas que han ido surgiendo en los últimos años alrededor del mundo. ¡No estamos solos ni mucho menos! Y creo que es una reacción lógica a esta banalización de la fotografía que ha venido de la mano del digital primero y después de la fotografía móvil, y que cualquier iniciativa que sirva para reivindicar una visión más reflexiva de la fotografía es positiva. Que haya lugares físicos donde la fotografía aún sea el resultado de un proceso manual, mental, laborioso y orgánico y no de un reflejo del pulgar debería ser una magnífica noticia para cualquiera para el que esta disciplina tenga algún interés.

¿Está teniendo aceptación el estudio?

Pues aunque es muy pronto para hacer una valoración sustancial (no llevamos ni dos meses), está teniendo una gran aceptación, y los primeros sorprendidos en cuanto a la variedad de visitantes que estamos teniendo somos nosotros. Teníamos en mente, seguramente guiados por prejuicios, un tipo de cliente específico y esa imagen se rompió en pedazos ya desde los primeros momentos. Hemos tenido gente de todas las procedencias, edades, grados de conocimiento o interés por la fotografía o los procesos alternativos…la verdad es que estamos muy gratamente sorprendidos, reiterando que aún es muy pronto para hacer un juicio de valor.

Las personas que pasen por el estudio Señor Archer para hacerse el retrato, ¿tienen la posibilidad de ver el proceso por el cuál se llega a la imagen final?

¡Claro! A mí personalmente me parece una parte integral de todo el tinglado, el que la gente que viene a retratarse pueda meterse hasta la cocina y experimentar de primera mano el proceso fotográfico tal como era en su tierna infancia. Me parece crucial la función pedagógica que pueda tener este negocio, más allá de la estética. Date cuenta que la mayoría de la gente menor de 25-30 años no sabe lo que es un carrete, e incluso los de mi generación que es un poco anterior ya tuvimos una relación un tanto tangencial con la fotografía analógica. Observar las caras de pura sorpresa y asombro de la gente cuando ve su retrato materializarse en el baño de cianuro te hace darte cuenta de hasta qué punto la tecnología, beneficiosísima por otro lado en tantos órdenes de la vida, nos aleja a veces de cosas tan sencillas (y tan complejas) como una pandilla de fotones rebotando en un sujeto y quedando atrapados en un pedazo de cristal. Ese componente de viaje en el tiempo es seguramente uno de los que más atrae a la gente a este tipo de técnicas, que no dejan de ser una marcianada en el contexto actual de las cosas.

Los retratos hechos con este proceso dan solo una imagen original que no se puede reproducir. ¿Cómo pueden compartir esta imagen los retratados con amigos y familia?

Aparte de su placa bajo el brazo todo el mundo se va de aquí con su correspondiente digitalización de la misma, claro. Una cosa es querer acercarse a procesos arcaicos (aunque de absoluta vigencia) y otra vivir de espaldas a la realidad, de la que los unos y los ceros son tan parte integrante como las cadenas de aminoácidos que nos vertebran a ti y a mi. Un producto tan potente estéticamente es un crimen dejarlo fuera de un medio tan eminentemente visual como internet.

El proceso del colodión humedo es bastante largo debido al tiempo de secado y barnizado. ¿La gente se puede llevar la foto en el momento? ¿ Si no es así, que puede hacer la gente que solamente esté de visita en Barcelona?

El proceso es una jodienda que da pocos respiros, sí. Ahora mismo se puede secar y barnizar mucho más rápido que antes, y si bien las fórmulas de colodión son prácticamente las mismas que hace 150 años con honrosas excepciones, los barnices específicos para el colodión están viviendo una segunda juventud en cuanto a desarrollo y técnicamente podemos tener la placa lista casi al momento. De todas formas yo aquí prefiero ir por lo seguro: secado al aire y barniz de sandaraca, que es lo que sabemos que no tiene fallo. Y cuando dentro de siglo y pico estos barnices de ahora demuestren su longevidad igual nos planteamos el cambio, jaja. En todo caso solemos citar a la gente para el día siguiente o dos días después, y si por lo que sea ya no van a estar en Barcelona, las agencias de mensajería también tienen que comer.

¿Hay algo más que necesiten saber los clientes de Señor Archer antes de pasarse por el estudio para hacerse un retrato?

Realmente no necesitan saber nada, para mí es uno de los atractivos de todo el proceso. Uno puede ir paseándose por el Raval un buen día, tropezar con el estudio y retroceder 150 años en el tiempo sin cambiar el paso. Yo qué voy a decir, pero recomiendo de corazón a todo el mundo que se acerque, porque es una experiencia que merece mucho la pena, y es algo que me dicen muchísimos clientes: «la placa está muy genial, y la conservaré muchos años, pero realmente lo mejor que me llevo ha sido la experiencia». Ese era uno de nuestros objetivos cuando parimos al pequeño Archer y personalmente me hace muy feliz que lo estemos cumpliendo desde el principio.

Pues nada más, bienvenidos de nuevo al siglo XIX!!!

 

Entrevista Mike Steel

 

senorarcher.com

 

 

 

 

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