The Chicago Seven

 

Richard Avedon (Nuevas York, 1923-San Antonio, Texas, 2004) es uno de los grandes artistas de la fotografía y un revolucionario que trastocó las normas.

Como fotógrafo de moda sus planteamientos todavía hoy continúan siendo absolutamente modernos y siguen inspirando a muchísimos fotógrafos. A nadie hasta entonces se había ocurrido unir la imagen de dos elefantes y una modelo. Como jefe de fotografía en Harper´s Bazaar, Vogue y Egoiste supo dar un estilo diferente a las revistas que vivieron su época dorada desde la década de los cuarenta hasta bien entrados los años 70. Como activista en los años de la contestación a la guerra de Vietnam, o al movimiento por los derechos civiles, sus retratos en las páginas de The New York Times contribuyeron a despertar la conciencia de los indecisos.

Avedón fotografió a todos, construyó un retrato social, político y cultural de una parte del siglo XX cuyos acontecimientos siempre me han interesado y atraído. Daba las mismas oportunidades a conservadores o radicales, malditos o triunfadores, anónimos o famosos todos eran radiografiados por su lente y se revelaban ante ella con absoluta sinceridad, el modelo siempre mostraba su auténtico carácter. Su cámara no sólo captaba al personaje: reflejaba un momento histórico, ya fuera el nacimiento de un movimiento artístico, una revuelta social, o la burla al sistema. Y siempre con el inconfundible fondo en blanco, ejercicio formal que tocaba en lo más profundo.

Los retratos de Marilyn, los Beatles, Bob Dylan, Eisenhower, el reportaje de la caída del muro de Berlín, los rostros más auténticos del profundo Oeste Americano… Todas son piezas maestras con las que triunfó rompiendo las reglas tradicionales de la fotografía, liquidando de un plumazo las contradicciones entre el arte y el negocio.

Elegir una fotografía suya me resulta muy complicado. Podría haber traído aquí prácticamente toda su producción con el mismo entusiasmo y si he optado por la de The Chicago Seven es porque me identifico y emociono con muchas de las ideas que subyacen en este retrato, un gran mural que transmite una potente carga de libertad y compromiso.

Los siete de la imagen de Chicago (Lee Weimer, John Froines, Abbie Hoffman, Rennie Davis, Jerry Rubin, Tom Hayden y David Dellinger) son los representantes de un movimiento cuyas propuestas y acciones, tan teatrales, resultan hoy un poco ingenuas pero para mí son el claro exponente de un pasado mejor. Ellos fueron los protagonistas del caso que representó la contestación de muchos norteamericanos al poder establecido y al desgarro de la guerra de Vietnam. Atrajeron a los intelectuales, se pusieron a la cabeza de la revuelta estudiantil, unieron a los yippies con los Panteras negras y con pensadores, artistas y músicos contraculturales. Fueron la cara de una protesta que conmovió a todos los rebeldes en un momento convulso en la historia norteamericana del siglo XX.

La foto fue tomada en 1969 mientras a los siete de Chicago se les juzgaba por conspiración e incitación a la revuelta antibélica en la Convención del Partido Demócrata de 1968. Entre ellos ya no estaba el pantera negra Bobby Seale, apartado del grupo y encarcelado. En el momento del retrato ya no eran ocho sino siete.

La imagen es un tríptico que muestra un plano general de los retratados, el encuadre desestructurado, los cortes, la iluminación son tan revolucionarios y sugerentes que han sido referencia desde entonces para fotógrafos y directores de arte tanto a la hora de retratar como a la de poner en página el material gráfico.

Su crudeza, como contraposición a lo retocado, a lo disimulado, a lo no mostrado me confirma cada vez que miro su trabajo que Richard Avedon fue un gran revolucionario.

Elena García Ayala
Editora gráfica de El País Semanal

 

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