Manuel Álvarez-Bravo

Manuel-Alvarez-bravo-OJOSROJOS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y yo me pregunté…

Y yo me pregunté ¿será una costumbre de las putas mexicanas? ¿Se vendarán las caderas para provocar deseo?

Como siempre que ignoras algo te sientes estúpido por no saberlo, no preguntas. Y la cosa seguía ahí. La venda. La venda es para tapar heridas pero esa venda dejaba la herida al aire. Esa venda rodea, subraya el coño de la mujer. La venda, al tapar, destapa. Al cubrir, desnuda.

¿Por qué me resultaba aquel cuerpo tan obsceno? ¿Por qué pensé que se ofrecía al mejor postor? Por la venda. Estaba claro.

Entonces me fijé que los tobillos también estaban vendados. Volvía a parecerme un cuerpo herido, pero no se me iba de la cabeza que la mujer era  una puta.

Encontré otro cuerpo tumbado en otra fotografía. Era un hombre y estaba muerto. Vi el cuerpo tumbado de un hombre muerto. Tenía heridas que sangraban, que habían sangrado, pero no llevaba vendas. Los dos cuerpos tumbados, vulnerables, dormidos, ausentes.

Si no fuera por la sangre, el hombre podría estar dormido y la mujer muerta. Plácidamente muerta. Amortajada. Las vendas, entonces, serían la mortaja.

La foto de la mujer ha sido preparada previamente. Nos lo dice el título (“La buena fama durmiendo”), la postura, los cactus… los cactus pinchan, hieren.

En otra imagen de esta misma serie vemos a un hombre enrollando una tira de tela alrededor de las caderas a una chica. “El doctor Marín vendando a Alicia”.  Entonces he dudado si la venda tendría, al final, una función médica y que el coño no se cubre para poder ir al baño. Todo esto lo pienso, por absurdo que parezca, porque la venda no se va de mi cabeza e intento, una y otra vez, buscarle una explicación, algo que consuele la intranquilidad que me produce. Si la venda la hubiera llevado el hombre que sangra, no me habría intranquilizado. Si la venda le hubiera cubierto el sexo, no me habría intranquilizado, pero la venda se empeña en estar al revés. Deja al aire lo que no debería verse.

“La buena fama durmiendo”. Se me escapa el sentido. Cría buena fama y échate a dormir. ¿Qué demonios tiene que ver la venda con la fama y con el sueño? Ya no me parece que sea la foto de una mujer que enseña el cuerpo. Me parece la foto de una venda.

Me da igual conocer o no la historia de ese trozo de tela o qué tipo de costumbre o hábito retrata. Ni siquiera consigo imaginar el propósito del fotógrafo. El asunto es que no puedo dejar de mirar la tela. Lo que tapa y lo que no tapa. Me sorprende que para estar completamente desnudo, haya que llevar algo puesto.

Para mí, la fuerza de esta imagen es que esa venda se comunica con algo de mí que no encuentra palabras. Así que poco puedo decir, sólo preguntas punto
Arantxa Vela Buendía
Subdirectora del magazine cultural de TVE ¡Atención obras!