Matías Costa

Buenos Aires, 1973

Mediante imágenes cortadas por la extrañeza, la obra de Matías Costa explora la memoria, la pérdida y la búsqueda de identidad a través de la historia y el mapa.

Su obra ha sido expuesta en España, Francia, Alemania, Rusia, México, Holanda, China, Italia, Lituania, Suiza y Estados Unidos. Forma parte de las colecciones de Caja Madrid, Comunidad de Madrid, Moscow House of Photography, Hubei Museum of Art, así como colecciones privadas.

Entre los galardones que ha recibido destacan la beca Generaciones de Caja Madrid, el premio Descubrimientos Photoespaña, la beca del Colegio de España en París, El World Press Photo, así como las becas de la Fundación La Caixa y la Fondation Hachette.

Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor asociado de las escuelas Lens y Blank Paper de Madrid. Es fundador del colectivo NOPHOTO y colaborador habitual de The New York Times, Newsweek, La Repubblica y El País Semanal, entre otros medios.

 

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EXTRAVIADOS

Matías Costa asume un trabajo creativo que pone en riesgo su cuerpo emocional, la coherencia, la continuidad, el discurso de la identidad propia. Es precisamente en la pérdida de nortes, en lo incierto, donde encuentra un agujero de salida para sus trabajos: especies de estudios de campo de realidades dadas en la dificultad, el vacío o el infortunio. Costa no ha sabido salir de estas circunstancias hasta tocar los bordes de la confusión. Se lleva a sí mismo al extremo de verse cámara en mano sin saber a qué, cuándo, cómo y porqué disparar. En tal descarrío surgen los contenidos atmosféricos, las sugerencias, los silencios concretos de sus fotografías. Se trata –tal vez– de respirar el aire más denso, penumbroso o retirado, de los contextos que investiga. Y capturarlo.

Parece existir en este fotógrafo la necesidad de alcanzar un punto cero para remontar el lomo de sus temas. A saber: el desarraigo, la trashumancia cultural, las migraciones actuales o del pasado reciente, la imposibilidad de un destino definitivo o de una pertenencia inequívoca, la identidad erigida sobre lo fragmentario y disperso, las readaptaciones, la pérdida, la fragilidad de todo lo alcanzado, la extrañeza, la memoria, la vida y la muerte, el no futuro.

Así, Costa se ha entregado a una especie de arqueología de la memoria humana. Sus fotografías inéditas son reconocidas por coincidir con la materia de los recuerdos y las impresiones. Es quizá ese uno de los mayores argumentos de sus imágenes. Los ojos que las contemplan desconocen esos lugares puntuales o esos personajes que los habitan o transitan, pero los descubren de algún modo entrañables.

 

Edgar Alfonzo Sierra